Tras cuatro años de éxito, el elenco amadrinado por Cris Morena comienza a transitar el “adiós” en la tele, que se producirá a fines de noviembre. De gira por el Sur, y mientras preparan el cierre de su gira musical, los chicos no dejaron tema sin hablar con GENTE. ¿Se van a extrañar? ¿Son llorones? ¿Hay vida después de Casi Angeles? ¿Qué sueñan para su futuro?
Es la última gira dentro de sus ropas de Casi Angeles. El 7 de diciembre, en la ciudad de Junín, el espectáculo adolescente más taquillero de los últimos años dirá “adiós” de forma definitiva. El fin. Sí, nos detenemos en esta palabra y la repetimos con mayúscula, para que sus seguidores empiecen a digerirla: FIN. Sin embargo, todavía quedan algunos eslabones para llegar al desenlace. Uno es Trelew, donde los chicos desembarcarán el domingo para presentarse ante siete mil eufóricos y vehementes seguidores. Pero falta. No aceleremos la despedida. Mejor hablemos de ella...
Puerto Madryn. Micro que los lleva a conocer las ballenas. Clima ideal para el avistaje: sol sin viento. Mientras nos acercamos a Puerto Pirámides, los TeenAngels responden al cuestionario de GENTE sobre sus butacas. Por un lado, Peter Lanzani (20), Nicolás Riera (25) y Gastón Dalmau (26). Por el otro, Lali Espósito (19) y Eugenia Suárez (18). Coinciden a veces y disienten otras tantas. A ellas nunca las dejó un hombre, mientras que ellos aseguran conocer un poco más del arte de ser abandonados. Trasladan parte de ese optimismo que profesa Cris Morena en sus productos. Idílicos en la pantalla chica, la intimidad del viaje los vuelve más humanos. “Nos queremos mucho como para separarnos”, asegura Peter; Nico no se queda atrás: “Después de cuatro años viviendo juntos, somos amigos. Es inevitable”. Gastón, como es habitual, mantiene la calma, pero vislumbra una tempestad: “Yo ya tengo nostalgia; viviría arriba del escenario si pudiera”. Y mientras Lali le pone onda –su mejor método para afrontar las despedidas–, Eugenia, en versión castaña, no ve la hora de amanecer sin la voz imperativa del despertador. Pronto comienzan a responder ellos.
–¿Se dan cuenta de que están en la última gira?
Peter: De a poco vamos cayendo. Las despedidas tienen un sabor amargo, pero también sabemos que los ciclos son así: se terminan.
Nico: Estoy disfrutando mucho de esta gira. Me acuerdo que antes pifiaba un paso de baile y me parecía un papelón; ahora en cambio estoy mucho más atento en la conexión con la gente.
–¿Tienen ganas de terminar?
Peter: En la época que grabábamos y que no había tiempo para nada, te hubiese dicho que sí. Ahora, miti y miti. Como estamos más tranquilos, me gustaría que todo se prolongara. Pero no hay que darle más vueltas.
Gastón: ¡Yo ni a palos! Las giras y los shows son lo que más disfruto. Seguiría haciéndolo por mucho tiempo más.
Nico: En mi caso, intento mirar hacia adelante: Tenemos que crecer, tarde o temprano.
–¿Cómo se llevan con las despedidas?
Peter: Tengo altibajos. Por momentos estoy más sensible y la nostalgia me mata. Acá me rodean amigos con los que viví cosas muy fuertes durante cuatro años de mi vida. Los quiero, es una realidad, aunque también tengo claro que la relación va a perdurar. No es tan grave.
Nico: A mí no me generan nada. Cuando terminé el colegio fue igual: no se me movió un pelo.
Gastón: Yo la paso mal. No me gustan nada.
–¿Imaginan algún síndrome de abstinencia?
Gastón: Cuando me falta algo, me vienen las necesidades emocionales. Voy a extrañar el escenario, porque para mí es una adicción.
–¿Qué es lo más difícil a la hora de terminar algo?
Peter: Terminar, propiamente dicho, y sobre todo si disfrutaste de lo que viviste. Con las mujeres pasa algo parecido. En mi caso, cortar con alguien me afecta mucho. “¿Y ahora qué hago?”, me digo. Después pasa el tiempo, conocés a otra persona y volvés a empezar. Pero hay que bancarse el “mientras tanto”.
Gastón: Sí, tal cual. Lo cotidiano es lo más jodido de afrontar, porque es el abandono más violento. Pero al mismo tiempo empezamos una etapa para nutrirnos. Yo ya me anoté para retomar piano.
Nico: Coincido. De hecho estoy estudiando teatro con Ana Frenkel.
–¿Son largueros para despedirse de una mujer?
Peter: No... Me pongo el objetivo de decir todo lo que tengo adentro, aunque es obvio que no siempre lo logro. Y hay veces que ni hace falta: con una mirada te decís todo.
Nico: Si corté, corté. Yo no doy vueltas.
Gastón: En mi caso, depende de la relación. Siempre es diferente.
–¿Les ha tocado abandonar y ser abandonados?
Peter: Un poco y un poco. Son dos situaciones difíciles. No obstante, como me enseñaron en Alumni, el respeto ante todo.
Nico: ¡En las dos situaciones te vas a sentir mal!
Gastón: Tal cual, pero prefiero que me abandonen, así no me da culpa (Nico asiente).
–¿Se aprende de esas experiencias?
Peter: La vida está hecha para aprender.
Gastón: Sí, sí, se aprende mucho del dolor. Si uno sufre es porque en algún momento ese dolor fue todo lo contrario. Felicidad, supongo...
Nico: ¡Sí! El dolor del final nos sirve para recordar todo lo bueno que vivimos juntos.
–¿Y son de reincidir en los errores ante las mujeres?
Gastón: Uno siempre tiene un ángel y un diablo que lo aconsejan, y en mi caso siempre gana el diablo. ¡Yo soy muy fácil de convencer, ja! Tengo un límite de autodestrucción elevado.
Nico: Yo no. ¡Todo lo contrario!
–¿Le creemos a Nicolás?
Gastón: Doy fe que es como él dice.–¿Tienen métodos para olvidar?
Peter: Yo no los tengo, y no sé si existirán. Lo que sé es que antes de remarla como un repostero es mejor ponerle punto final a las cosas. Es una situación de mier..., pero es así.
Gastón: El hombre siempre busca un reemplazo. Es mucho más animal que la mujer.
Nico: Y para eso también están los amigos: para pasar de la mejor manera esos momentos.
–¿Y cuando te quedás solo...?
Nico: Cuando te deja una chica, tenés que acurrucarte en un rinconcito de la cama, te hacés un bollito, prendés la tele y llorás un rato. Después se te pasa.
–¿Hay vida después de Casi Angeles? ¿Cómo les gustaría que sea?
Peter: Si tengo que hablar de metas, mi ideal sería llegar al mercado internacional. ¡Para soñar no tengo límites!
Gastón: Ojalá esté relacionado con el teatro y la música.
Nico: Y sin baile de por medio. La verdad que no lo disfruto.
Gastón: ¡Yo tampoco! Por más que pasaron cuatro años, me sigo sintiendo medio chotón.
Nico: Pero me encantaría continuar con la música. Producirme yo mismo algo, por ejemplo. Nosotros somos nuestra propia empresa.
–Para no perder la costumbre, necesito que Nico me cierre la nota. ¿Alguna frase para agregar?
Nico: ¡Somos un grupo muy femenino!
DOS MUJERES, UN CAMINO. A pesar del costado femenino que acusa Tacho, Eugenia y Lali se encargarán de perfumar un poco más las respuestas. Empezaron la serie con 15 años –allá en 2006– y recién ahora alcanzaron la mayoría de edad. A partir de esta línea, los elogios están amparados por la ley. ¡Vale piropear sin culpa!
–¿Se dan cuenta de que están en la última gira?
Euge: Creo que todavía no lo estoy...
Lali: Yo sí. El otro día leí el cartel que decía “El último adiós de Casi Angeles”, y me dio una cosa rara. No sé cómo evolucionará eso.
–¿Tienen ganas de terminar?
Euge: Sí, pero con felicidad. Es una etapa que cumplió un ciclo y eso lo tenemos todos claro. ¡Pero todavía falta la fiesta despedida!
–¿Cómo se llevan con las despedidas?
Euge: No me gustan nada, soy re maricona. Hasta cuando me voy una quincena a Pinamar me pongo mal. Soy de las que dibujan un corazón en la ventana del colectivo. Sufro mucho, digamos.
Lali: Yo intento ponerle onda. La mejor manera que encuentro de terminar las cosas es con alegría.
–¿Se imaginan algún síndrome de abstinencia?
Euge: No sé, pero hay otras cosas además de esto. Me gusta verle el lado positivo.
Lali: Es cierto. El otro día me pasó que llamé a una amiga para ir a comer afuera y no podía. ¡Siempre soy yo la que no puede! Encontrarme con cosas así me encanta, aunque no pude ir a comer, claro.
–¿Cómo se imaginan un día sin responsabilidades laborales?
Euge: ¡Que empiece a eso de las doce, y sin despertador!
Lali: ¡A las cuatro y cuarto!
–¿Qué creen que es lo más difícil de terminar algo?
Euge: Asumirlo. Mis duelos por lo general llevan tiempo. ¡No me gustan nada los baldazos de agua fría!
Lali: Igual, por más que sepas que se terminó, es complicado. El desarraigo con una persona es lo difícil.
–¿Les ha tocado abandonar y ser abandonados?
Lali: Nunca nos abandonaron. ¡Somos chicas con suerte!
Euge: Yo priorizo mi felicidad. Soy muy egoísta en esos casos.
Lali: Pero estaría bueno pasar por todas las situaciones; si no, sería muy aburrido.
Euge: Todo bien... ¡pero todavía no quiero que me abandonen!
–¿Se aprende de esas experiencias?
Euge: Lo peor que te puede pasar es no aprender de las malas o tristes experiencias. Al menos que sirva de algo, ¿no?
–¿Hay métodos para olvidar?
Lali: Las mujeres tienen más estilos que los hombres. Por un lado, tenés a la mina que le encanta llorar, que le cuenta a todo el mundo de su dolor y que se siente cómoda así. Pero también están las más fuertes –o al menos las que así lo aparentan–, que se lo toman con más calma.
–¿Vos con qué grupo te sentís identificada?
Lali: Con el tercer tipo de mujer: la que está en el medio de las dos. ¡Esa soy yo!
–¿Vos, Euge, sos llorona?
Euge: Para nada. Hasta te diría que nadie de acá me vio llorar. Cuando lloro es porque tengo un ataque de bronca.
–Supongamos que te dejan un viernes. ¿Salís o comprás helado?
Euge: Si me dejaste, olvidate que me voy a quedar llorando y comiendo helado en mi casa. Eso sería darle el gusto al que me abandonó. Siempre hay que mirar para adelante.
Lali: Totalmente. Coincido.
–¿Qué pasa cuando tu ex se pasea con la nueva novia delante de ustedes?
Lali: Es complicado. La primera vez te da una cosita...
–¿Frase para esa situación?
Lali: Mirá ese hijo de p..., pero con cariño, eh. Y a ella algo feo le encontrás, seguro.
Euge: ¡Pero también las elogiamos! Para mí, hoy en día los hombres son más enroscados que nosotras. Se deben mirar al espejo más tiempo que las mujeres.
Lali: Sí. ¡Son casi minitas!
–¿Hay vida después de Casi Angeles? ¿Cómo les gustaría que fuera?
Euge: Me encantaría seguir trabajando de lo que me gusta y formar una familia. Esos son mis objetivos.
Lali: A mí me gustaría probar todos los rubros de mi profesión: hacer novelas, trabajar en teatro, cine, etcétera. Seguir con la música. Y que la vida personal me sorprenda.
Los Teen Angels van a seguir regalando su música. Pero Casi Angeles, su mágica historia y su éxito dicen adiós. FIN. Sí, se viene el FIN nomás.
euge no deges teen angels
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