● La estrella de Los Unicos 2 vivió una semana muy especial ● El 9 de marzo cumplió 20 años, y recibió la visita de su ex, Nacho Viale, quien fue con la expectiva de una reconciliación, a todas luces imposible ● Unos días más tarde, en la ficción de Canal 13 su personaje contrajo matrimonio con el rol de Nicolás Cabré ● Su galán está filmando en la Península Ibérica, pero no dejó de saludarla por calientes mensajes de texto ● Y mientras ella lo espera con ansias, él le hizo llegar un curioso regalo, ideal para el reencuentro que se dará en unas semanas…
Está sola. Al menos geográficamente. Que se entienda: el hombre que tiene un lugar de privilegio en su corazón (es muy pronto para llamarlo novio, parece poca cosa la categoría de amigos con derecho a roce, nos quedamos cortos si la referencia no sale de compañeros de trabajo) tuvo que viajar miles de kilómetros para dejar las monerías a un lado, e interpretar un rol serio, alejado de la comedia. Y su anterior novio –a quien siempre se lo asociará a otra persona: su abuela, su mamá, su hermana, su… ex– tomó nota.“¡Ahora o nunca!”, se dio ánimo, al ver el almanaque con los días tachados, uno a uno, hasta ese viernes 9 de marzo encerrado en un enorme círculo rojo. El Día D, la embestida final.Y entonces Ignacio Viale (31) fue, con mayor sentido del oportunismo que fe. El territorio no le llamó la atención: pasó más de una noche en ese coqueto y reluciente –casi a estrenar– edificio de Palermo. A primera hora de la tarde, porque nadie lo había invitado a la fiesta que se haría esa noche, María Eugenia Suárez (20) lo recibió en su departamento. Sin moros en la costa, a sabiendas de que Nicolás Cabré (32) estaba en España, Nacho buscó la chance final, como quien juega en la ruleta una última ficha, encontrada en el bolsillo del saco que se puso para salir del casino, derrotado. Porque, está claro, por más que uno sea un caballero, nadie nunca… ¡jamás! pasa a saludar por el cumpleaños a una ex novia. Quizá no suceda lo mismo en todos los barrios –como, por ejemplo, Barrio Parque–, pero ese gesto sería tomado con sorna por los muchachos de la esquina. Pero Viale lo hizo. Y al rato salió de la moderna torre con las manos vacías, tras haberle dejado a la China una bolsita con un costoso regalo: una joya.
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