viernes, 13 de abril de 2012

“Esto a Nico no se lo perdono” - Eugenia Tobal

Después de las fotos de Cabré en el balcón de la China Suárez comenzó la guerra. Tobal se negó a firmar un acuerdo y analiza presentar una demanda por injurias graves. “Siento un dolor muy grande, yo no mentí ni engañé a nadie”, dijo. Mientras intenta recuperarse, reacondiciona su casa para no tener ningún recuerdo de su fatídico 2011 

Dicen que no hay quien la pare a María Eugenia Tobal (36). Está enojada, dolida, irritada, defraudada… Así se siente hoy, después de ver las fotos de su ex, Nicolás Cabré (32), en el balcón del departamento de Palermo de Eugenia La China Suárez (20). El actor pasó allí muy relajado la noche del viernes 30 de marzo. Y recién el sábado 1º de abril por la tarde partió con rumbo desconocido. Así, el chimento que empezó a correr allá por noviembre de 2011 y que hablaba de un romance explosivo entre ambos, terminó de confirmarse. Y produjo el estallido en la ex pareja. Tobal puso el grito en el cielo, porque según cuentan sus íntimos, Cabré, apareciendo en la casa de La China, no la cuidó ni la respetó, tal como habían pactado en diciembre último cuando se separaron. El también está irascible porque ahora parece que su ex no piensa allanarle el camino al divorcio. Es que, tal como adelantó GENTE en el número anterior, Eugenia pensaba firmar un convenio de separación personal, con la intención de que ninguna de las partes pudiera reprocharse alguna otra relación hasta que se llegara al plazo mínimo de tres años que exige la ley para tramitar la separación. Pero después de ver a Nico, muy suelto de cuerpo, exponiéndose en el domicilio de su nueva conquista, ya no quiere firmar absolutamente nada.
¿SERA JUSTICIA? Ahora, triste, Tobal repite: “Soy su mujer, yo no mentí, no engañé, sigo siendo fiel”. Y se cree que puede subir la apuesta, porque se reunió con su abogado, el doctor Martín Leguizamón, y quebrada por tanto dolor, no pudo contener el llanto durante las casi dos horas que duró el encuentro. Allí, juntos, analizaron seriamente la posibilidad de iniciar una demanda por la causa más frecuente que se presenta en caso de ofensa o lesión, física o emocional: injurias graves (puede comprender desde amenazas de muerte, insultos, silencios constantes y respuestas ofensivas, hasta actitudes desconsideradas, desprecio y reacciones violentas). La exigencia es que el hecho tenga una importancia que permita concluir que el otro pudo sentirse legítimamente afectado. El juez deberá considerar la cuestión tomando en cuenta cada persona, así como su contexto familiar, social y cultural. Toda violación a los deberes matrimoniales implica una injuria, y podrían comprenderse también dentro de este causal: el Abandono voluntario y malicioso, es decir, el retiro injustificado del hogar realizado con la intención de dejar de lado la convivencia; y el Adulterio, si se pudiera demostrar la existencia de hechos no compatibles con el deber de fidelidad.

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